¡Lista para volar!

[avatar user=”doller” size=”thumbnail” align=”left” link=”http://www.acppps.org/who-we-are/denisse-oller”]por Denisse Oller[/avatar]A mi llegada a Emory University para comenzar un programa de certificación en “Health Coach” (Tutoría de salud), me vino a la memoria mi última visita a Atlanta, hará unos 40 años para asistir a un entrenamiento de la aerolínea Eastern Airlines. Se me ocurrió pensar que el lema de publicidad de Eastern en aquel entonces – “Las alas del hombre” – tan apropiado en esa época, no pasaría la más mínima prueba en el mundo actual, más consciente sobre la diversidad de género. Y aquí me hallaba yo, una vez más, una mujer lista para abrir sus alas y comenzar a volar en una nueva aventura.

Tras veinte años como periodista, carrera que me concedió múltiples distinciones nacionales, no dejo de reinventarme, como chef, documentarista y autora. Estoy terminando mi maestría e inmersa en mi trabajo como Directora de Integrated Outreach en ACP. ¡Tengo las manos llenas! Entonces, ¿para qué estudiar también este programa de tutoría de salud?

Como parte de mi trabajo en ACP, he tenido la oportunidad de conocer a cientos de neoyorquinos de bajos ingresos, quienes luchan día a día para mantenerse saludables, perder peso, controlar la diabetes o su presión arterial. Su lucha es real y los obstáculos que enfrentan son muchos. Quería aprender más para ayudar a educar y empoderarlos de manera que puedan vivir más saludablemente.

Leí acerca de ese curso en Emory y descubrí que abarcaba todas las áreas que me interesaban. La tutoría de salud es un proceso que facilita un comportamiento sano y sostenible retando a los individuos a desarrollar su sabiduría interior, identificar sus valores y transformar sus metas en acción. La tutoría de bienestar se basa en los principios de la psicología positiva y en las prácticas de las entrevistas motivacionales y el establecimiento de metas personales.

Lo que aprendí en estos tres meses de educación intensiva y entrenamiento motivacional ha cambiado mi vida de maneras que nunca pude imaginar, desde ser una persona más centrada y disciplinada en el aprendizaje de la voluntad positiva hasta experimentar paz y quietud interior, quizás por primera vez en mi vida.

Por supuesto que esta transformación no se da de la noche a la mañana, como tampoco las dietas intensivas conllevan a una pérdida de peso permanente. Es un proceso que evoluciona con el tiempo, en el cual abrimos nuestras mentes y corazones, cambiando nuestra percepción de los demás y aceptando y conectando con ellos a pesar de las diferencias.

Aprender a meditar fue clave. La meditación abre la mente y nuestro espacio interior de manera gradual. En el silencio y la quietud de la meditación, el propósito es encontrar nuestra sabiduría inherente que nos guíe en el camino de nuestra realización y plenitud personal.

Reconozco que meditar no es una destreza que incluyo entre mis talentos naturales. Estar quieta ha sido algo opuesto a mi naturaleza, creo que desde que nací. Pero estoy practicando ejercicios muy útiles durante 30 minutos cada día, y pese a algunos pensamientos negativos que de vez en cuando cruzan por mi mente, he notado que un espacio de luz y posibilidades se ha ido abriendo en mí poco a poco. Eso refuerza mi lado positivo.

Todo ello me ha llevado, por fin, a aprender a volar. Estoy tomando clases de tango, un sueño de toda mi vida. He vuelto a explorar dos de mis grandes pasiones: la fotografía y escribir. Y estoy viajando más para descubrir este maravilloso mundo. Pero, en verdad, no hace falta viajar para disfrutar de la belleza. Una vez que encontramos la fuerza de la quietud podemos conectarnos con lo que nos rodea y celebrar la belleza de la vida, sin importar cualquier obstáculo que encontremos en el camino.

Volviendo a la tutoría de salud, creo que es un camino transformador y quería compartir con ustedes ese mensaje. Ya lo he empezado en ACP, ofreciéndoles lecciones de tutoría de salud a mis colegas. Cada día, soy testigo de cambios positivos, pequeños y grandes, que me dan gran satisfacción. Y apenas estoy comenzando.

Recuerdo una frase que me decía un viejo amigo: “Tú vives tan obsesionada con el trabajo y este mundo competitivo que nunca te tomas un tiempo para disfrutar del aroma de las flores”. Puede que fuera verdad entonces, pero ahora, huelo las flores y también las cultivo, como hago con las relaciones que son importantes en mi vida. Es parte de la transformación, y un paso más en el proceso de aprender a volar.