Confesiones de una (ex) perezosa
Sí, lo admito: Toda mi vida me ha gustado estar aplatanada en casa. Y así fue, por un tiempo. Es cierto que no estaba satisfecha con cómo lucía; la ropa me quedaba apretada, me cansaba enseguida y la artritis estaba empezando a aparecer en mis articulaciones. No me podía arrodillar ni aunque en ello me fuera la vida. Por eso, cuando mi médico me sugirió una operación de rodilla, me di cuenta de que tenía que repensar mi estilo de vida.