Manzana o Pastel de manzana: La decisión es suya

[avatar user=”doller” size=”thumbnail” align=”left” link=”http://www.acppps.org/who-we-are/denisse-oller” target=”_blank”]por Denisse Oller[/avatar]¿Cuándo fue la última vez que te despertaste a media noche y, en puntillas, fuiste hasta la cocina para buscar esa meriendita que te hizo la boca agua –y a la que te estuvisteo resistiendo– todo el día?

Medio dormidos y sin que nadie nos vea, es fácil ceder a la tentación del helado, las galletas dulces o un recién horneado pastel de manzana. Cuando el cansancio se junta con el insomnio nos hace desear más algo dulce, que endulce nuestros sueños.

Yo he sucumbido a esa tentación casi toda mi vida.

Recuerdo que, de niña, cuando pasaba mis vacaciones de verano en casa de titi Pat, en Nueva York, ella siempre era muy estricta con los horarios de las comidas. Nuestra cena y último bocado del día era a las 5 de la tarde, y después salíamos a caminar un largo rato. Por la noche, cuando creía que titi Pat estaba dormida, iba en puntilla de pie hacia la cocina, pero siempre antes de llegar me sorprendía su voz desde el cuarto: “Denissita, te oigo. No te comas las galletas. (Fig Newtons y los wafers de vainilla eran mis favoritos, las Oreos no tanto porque me oscurecían los dientes.) Vuelve a la cama”. Ahh.  Muchos años después, mis perritas Nina y Lana me seguirían hasta la cocina y con sus potentes ladridos exigían un trocito de lo que estuviera comiendo. No tenía suerte.

Durante muchos años he luchado contra el hábito de comer de manera compulsiva cuando me siento cansada, estresada o ansiosa. La comida era una especie de antídoto contra la ansiedad, el estrés y la fatiga. Muchos de nosotros comemos para ocultar nuestras emociones, llenar un vacío o sencillamente para poder lidiar con el estrés y los problemas de nuestra vida diaria. Comer se convierte en una adicción, precisamente porque estamos buscando un aliciente a nuestros problemas.

El problema está en que cada vez que cedemos a la tentación nos sentimos culpables e impotentes. ¿Cuántas veces me he preguntado “por qué perdí el control”? Por el día, nunca me permitía ese tipo de indulgencias. Y lo peor de todo es que no me centraba en intentar resolver la preocupación o el problema que me quitaba el sueño.

Puestos a escoger entre la manzana y el pastel de manzana, es hora de escoger la manzana.

Tras varios intentos, por fin me comprometí a cambiar. Primero, me fijé en los patrones de comportamiento y los fui anotando. Tuve la suerte de encontrar un gran terapista con quien podía compartir mis sentimientos y frustraciones. Empecé a practicar meditación, cinco minutos al día, al despertar y al acostarme, lo cual me ayudó a reducir mis ansiedades. Leí mucho sobre la fuerza de voluntad y la neuroplasticidad, o la habilidad del cerebro de aprender cosas nuevas y memorizar información nueva. Todas esa lecturas me dieron esperanza y me motivaron.

Más cambios estaban por llegar. Empecé a comer más sano y agregué los ejercicios a mi rutina diaria. Los ejercicios, después de un largo día de trabajo, me hacían dormir mejor. Está más que demostrado que el hacer ejercicio reduce el estrés, levanta el ánimo y ayuda a que caigamos más rendidos en los brazos de Morfeo cada noche.

He aprendido a tratarme mejor, a dejar ir mis culpas y disfrutar del tiempo libre. Me he concientizado más y sé cómo controlarme. Puedo sentir tentaciones impulsivas, pero eso no significa que tengo que dejarme llevar por ella. Mientras más disciplinada soy, más fácil lograr controlar mi voluntad.

Mi primer contacto con las hipótesis del poder de la voluntad lo tuve con la lectura del libro “The Willpower Instinct” por la profesora Kelly McGonigal. Desde entonces, se ha convertido en mi consigna personal. No voy a permitir que las tentaciones me controlen. Y como dice el refrán, la práctica nos hace mejores, o por lo menos progresamos hacia un mejor destino.

Todo esto me lleva al dilema inicial: manzana o pastel de manzana. Primero, ya no me levanto a media noche. Pero incluso si lo hiciera, y sintiera la tentación del pastel de manzana, esta vez tengo una mejor opción… y puedo volver a la cama y dormir tranquila.