El mes de octubre es sinónimo de otoño. Su llegada anuncia el cambio de color del follaje, la Fiesta de las Brujas y por supuesto, la presencia de calabazas por doquier. Como este año hemos tenido una excelente cosecha, ya los mercados locales las tienen a la venta, junto a la flores de oro y a los espantapájaros de trapo propios de la temporada.
Este fruto globoso, color naranja, es mucho más que un adorno de la época otoñal. ¿Sabías que la calabaza tiene más vitamina A que la zanahoria? Es además una excelente fuente de fibra y potasio, baja en calorías y extraordinariamente versátil.
De pequeña, mi mamá nos deleitaba con frituras de calabaza… si nos portábamos bien. De adulta, yo la preparo al gratin, en risotto, pastas, asada, hasta en helado… y por supuesto, una nutritiva y rica sopa de calabaza no falta en mi repertorio, como no debe faltar en el tuyo. Pruébala hoy.
1 cda. de aceite de canola
1 cebolla española mediana, picada
1 zanahoria pelada y picada
2 dientes de ajo, pelados y muy picaditos
1 cdta. de jengibre rallado
4 tazas de caldo de pollo
2 libras de calabaza fresca o 2 latas (15 oz) de puré de calabaza
Sal y pimienta al gusto
Semillas de calabaza tostadas para servir
- En una cazuela, a fuego medio, vierta el aceite y, a continuación, la cebolla.
- Deje que se cocine, sin dorar, unos 3 a 4 minutos.
- Añada el ajo, la zanahoria, el jengibre y la calabaza, y deje cocinar otros 2 a 3 minutos.
- Vierta el caldo de pollo, salpimiente al gusto y cocine tapado, a fuego medio, durante 30 minutos. Ajuste los sabores.
- Quite del fuego y baje la temperatura de la sopa.
- Viértala en una licuadora, en porciones, hasta que licúe todos los ingredientes en una crema.
- Ajuste los sabores.
- Vierta en un bol y adorne con pepitas tostadas.