En muchos casos, los bebés rellenitos llegan a ser adolescentes con sobrepeso que terminan en adultos gruesos. Según el Centro de Prevención y Control de Enfermedades, uno de cada cinco niños en edad escolar (edades 6–19) está obeso, lo cual lo pone en riesgo de contraer enfermedades de salud crónicas, como el asma.
La obesidad infantil es una de las mayores preocupaciones entre los padres de este país, incluso por delante del abuso de drogas y fumar. La obesidad o el exceso de peso pueden dar lugar a una amplia gama de problemas, desde diabetes, altos niveles de colesterol y presión arterial alta hasta inseguridad personal y ser víctima de acoso en la escuela.
¿Qué podemos hacer? Existen muchos factores que afectan la obesidad, pero la falta de ejercicio y la mala nutrición son por lo general causas más frecuentes que decir que la persona tiene “un metabolismo lento” o “es una persona de constitución grande”. Los hábitos de alimentación saludable comienzan en casa. Aquí le damos 10 consejos que pueden beneficiar a toda la familia.
- Ame y acepte a su niño. Nunca le critique ni se burle de su peso ni de su apariencia física. Refuerce la autoestima y pensamientos positivos. Nunca diga no a un abrazo; para un niño el abrazo de sus padres es lo más grande.
- Tómese el tiempo para jugar con su hijo: a la pelota, a lanzar el frisbee, montar en bici, o simplemente caminar. Jugar con su hijo crea lazos de conexión muy profundos, le ayuda a desarrollar destrezas motoras y fortalecerlas, así como mejora su nivel de sociabilidad.
- Haga del desayuno una prioridad. Varios estudios han demostrado que los niños que no desayunan tienen más tendencia a engordar. Algunas opciones saludables para desayunar las encuentra en la avena, huevos hervidos, pan integral, frutas y leche 1% de grasa. Elija cereales bajos en azúcar. ¡Y evite los dulces empaquetados!
- Haga más sano su plato favorito. Cocine al vapor, a la parrilla, al horno, o saltee con poco aceite. Freír los alimentos aumenta las calorías y la grasa, además de que le roba nutrientes a la comida. Trocitos de pescado o de pollo al horno, acompañados de “fritas” de batatas también horneadas, son recetas ricas, sanas y que le gustarán a su hijo porque son crujientes.
- Aproveche los colores del arcoíris.Frutas y verduras de colores son ricas en vitaminas, minerales y fibra y bajas en grasa y calorías. La American Heart Association recomienda comer ocho o más porciones de frutas y vegetales al día. Si su niño es difícil para comer, vaya agregando algunos vegetales a sus platos favoritos. Sirva frutas al desayuno, en su lonchera y hasta como postre. Le encantarán los arándanos congelados en yogurt y las paletas de frutas.
- Reduzca el consumo de azúcar. Sabemos que las sodas, los postres y los caramelos contienen mucha azúcar, pero ¿sabía usted que alimentos como el pan, sopas enlatadas, salsas, comidas bajas en grasa ya preparadas, comidas rápidas y hasta el ketchup también contienen azúcar? Lea las etiquetas de los productos y opte por los que son bajos en grasa. Mejor aún, use ingredientes frescos o congelados en vez de alimentos enlatados. Sustituya las bebidas azucaradas por agua o leche de 1%.
- Use menos sal. Más del 75% de la sal que comemos viene de restaurantes y comidas preparadas que ¡ni siquiera parece que tuvieran sal! El exceso de consumo de sal puede generar presión arterial alta, lo que es cada vez más frecuente en niños. Cocine con hierbas e ingredientes frescos en vez de con sal. Obtendrá el mismo o hasta un mejor sabor en la comida. ¡Ah, y no ponga salero en la mesa!
- Consumir productos locales o de la región es mucho más sano y económico. Nueva York tiene maravillosos agro mercados por toda la ciudad.
- Vigile el tamaño de las porciones. Sirva porciones pequeñas y deje que, si quieren más, pidan repetir. Muchas veces nos comemos todo lo que hay en el plato sin siquiera tener hambre.
- ¡Sea creativa! Prepare la semana con anticipación, cocinando arroz integral, carne de pavo o pan de calabacines para así ahorrar tiempo durante el resto de la semana y reducir el estrés a la hora de cocinar. Para el almuerzo de mañana, aproveche lo que queda de esta noche.